Se dice que un domingo sin churros con chocolate para
desayuna, no es un domingo. Pues bien, hoy os quiero hablar de un
establecimiento de unas amigas mías de hace muchos años, tantos años que íbamos
a E.G.B. si si, EGB, nada de E.S.O o aquello.
Helena y Marieta menudas trastadas hacíamos en el San Jaime
pero siempre con buen rollo y con una sonrisa, jejeje sobre todo en nuestras
caras…no tanto en la del profe Kiko jajaja.
La Churrería móvil Hernández es un establecimiento donde se
respira la alegría y el buen rollismo.
Las tres hermanas llevan el negocio a las mil maravillas. Helena, Marieta y Heidi
con la ayuda incondicional de Lourdes. El arte que tienen viene heredado por
los padres (hablan las malas lenguas que su padre era un gran hombre, conocido
por repartir churros entre los poco favorecidos).
Ellas llevan en el timón del barco desde hace 6 años y la
verdad es que lo que tenían que aprender, lo aprendieron de maravilla, porque
no hay nada más que ver como hacen los churros, porras, patatas fritas,
cortezas, chocolates, cafés y un largo etc. Buenísimo todo. Todo con una
sonrisa y unas carcajadas que no parece que el calor de la cafetera y el aceite
hirviendo les achique el buen humor.
Ellas están en el mercadillo de los pajaritos los domingos
aunque también están en Bellvitge, Martorell y Gavà haciendo su ruta semanal.
Me encanta que mis amigas de la infancia tenga un negocio tan
arraigado entre nuestras retinas y en nuestra cultura, ya nadie apuesta por
este tipo de negocio, pero yo apuesto por ellas al 100%, sé que cuando le pones
ganas a un negocio, das buen servicio y transmites tan buenísimas sensaciones
como dan ellas, el negocio tira hacia delante.
La primera vez que las vi me quede sorprendido, por que se movían
como pez en el agua con un desparpajo, con una alegría que me hicieron recordar
cuando estábamos en la escuela. Y eso no se paga con dinero.
Pero en todo buen negocio siempre hay algo malo, y en este
no va a ser menos. Las coooolas de clientes que se amontonan. Ellas van rápidas,
muy rápidas, pero cuando das buen producto... Como dice el refrán: “lo bueno se
hace esperar”.
Si pasáis por algunos de los mercadillos de su ruta semanal
os recomiendo que os acerquéis a la churrería. No os arrepentiréis pero para
nada, bueno si, jajaja cuando os tengáis que enfrentar a la báscula para
pesaros por que como comáis un churro de esos, os puedo asegurar que no parareis.
Un abrazo y un saludito de UNO SIN MÁS
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